J. Luis Seefoó Luján // ¡No les den (malas) ideas!

El punto de partida de este escrito es la iniciativa, ingenua, de mis vecinos cósmicos, que solicitan la intervención del Departamento de Parques y Jardines (Parjar, en delante) para podar los árboles del área verde de esta colonia.

            La intención me resulta una sorpresa -a medias- porque de enero al 12 de junio de 2025 y de enero  a diciembre de 2024, igual en 2023, 2022 … un día sí y otro también, pala en mano le escarbo a la tierra haciendo “cajetes” o con la cubeta trato de mantener vivos y activos los  árboles. Obvio, no lo hago solo, algunas personas  de Progreso Nacional y de Cosmos, riegan el área: hace años, acarreando agua  “a mano” desde el panteón y ahora almacenando en cinco tinacos reusados.

            El intento de “poda” no es una sorpresa total porque conozco la manera pensar de muchos políticos y el cómo algunos vecinos que se mimetizan ven en los árboles señales de atraso y, en el concreto, la materialización de una urbe. Algunas personas sueñan -y debemos respetar sus anhelos- en un parque como el ubicado frente a la guardería de Progreso Nacional: pocos arbustos y un gran comal de cemento.

En lo fundamental, este choro es la carta que entregué a Lic. Haydeé Alfaro Sánchez, Directora de  Protección Animal y Ecología, Gobierno Municipal de Zamora, ayer jueves 12 de junio del año en curso. Resalto su amable atención y posibilidad de diálogo.

De entrada reconozco que no es fácil coordinar esfuerzos públicos y privados en situaciones donde, con frecuencia, se atiende lo urgente en detrimento de lo importante. De igual modo, comprendo lo complicado que resulta definir prioridades con sólidos consensos en contextos donde la urbanización y negocios inmobiliarios se sobreponen a la preservación de lo que tiene gran valor para la vida -agua y aire- y poco para el intercambio mercantil.

Así, enterado por casualidad que, a petición de vecinos de Cosmos,  el Departamento de Parques y Jardines preparaba una acción de “poda” en el área verde de esta colonia y teniendo presentes las desafortunadas intervenciones del personal en mención, escribí este adelanto de mis puntos de vista antes de un diálogo inútil con las motosierras Stihl y Milwaukee:

Primero. Estamos en junio de 2025, inicia la temporada de lluvias. No es la mejor época para podar por varias razones: 1) la humedad y temperatura ambiental propician la proliferación de hongos y virus frente a los cuales ni su servidor ni el departamento de parque estamos en condiciones de  controlar con éxito; 2) algunos árboles están en una fase muy especial de reproducción: las amapas (tabebuia rosea) están saliendo de la  floración y las  vainas casi maduras  liberan semilla; los Tabachines (Delonix regia)  están germinando en el suelo; los tamarindos (Tamarindus indica) están en flor; 3) hay una gran cantidad de aves adaptadas a la localidad o son  migratorias (primavera, paloma torcaza, colibrí, ticuz, zanate, petirojo).

Segundo. Muy pocas ramas de los árboles obstruyen la iluminación y las zonas insuficientemente iluminadas (para leer o tejer) no tienen solución cortando ramas sino reacomodando los postes, los brazos de las luminarias y/o orientando los reflectores. El problema no son los árboles sino la postería que mide  más de 5 metros de altura e incrusta la fuente de luz en la copa de algunos árboles. Esos postes se podrían cortar a 3 o 3.5 metros y se lograría una mejor iluminación ubicando la fuente bajo la copa no dentro ni arriba de ella.

            Como efecto colateral tendrían restos de metal para “el kilo”.

De ser necesario, nosotros mismos podemos observar -con más precisión- qué estorba y que ramas corregir bajo el principio del mayor beneficio con menor daño. El personal Parjar no tiene tiempo ni paciencia y su valiosa labor es más urgente en otros lugares de Zamora.

Tercero. Las hojas secas colocadas  en los andadores del área verde tienen tres propósitos: 1) reducir la erosión por arrastre  (precipitación pluvial) y la resequedad por acción solar; 2) servir de cubierta vegetal para evitar que la suela de los zapatos se enlode  y para aminorar las caídas; 3)  permitir que el paso de los caminantes triture ese material foliar para facilitar su descomposición y reintegrarlo al suelo.

Las hojas no son un (gran) problema y sí pueden ser  parte de la solución de  la deficiencia de  materia orgánica del suelo casi carente de lombriz de tierra. Además, como lo precisa el ingeniero Carlos: con ese material, la gallina ciega, hongos y bacterias disponen de elementos en descomposición y molestan menos a los árboles pequeños.

En el mismo sentido, la abundancia de hormigas, sin daños visibles a árboles, arbustos y hierbas, hasta el momento no causa más perjuicios que la aplicación de plaguicidas que impactaría a otros insectos, aves y pequeños mamíferos como gatos y tlacuaches, así como efectos indirectos a la salud humana por contaminación de los pozos artesianos (10-12 metros de profundidad) que abastecen de agua a muchos hogares

Cabe comentar que el agua extraída de esos pozos tiene mejores características físicas (olor, color, sabor,  partículas sólidas) que el agua procedente de la red municipal.

Cuarto. La siembra de frijol y garbanzo en los cajetes de algunos árboles tiene el propósito de mejorar el suelo a través de la fijación de Nitrógeno que, como servicio ambiental, proporcionan estas plantas. Para recomponer el suelo arcilloso hemos trabajado durante varios años integrando material foliar, algunas compostas caseras, sembrando leguminosas (frijol, garbanzo y haba) e incorporando cenizas cuando algunos vecinos -erróneamente- queman residuos sólidos  incluyendo hojas.

Quinto. Aplicar desbrozadora (guiro) o herbicidas para controlar el zacate cuando apenas están desarrollando algunas plantas como verdolagas (escasas) y “hierba del golpe” así como numerosos tabachines, jacarandas, orquídeas de árbol (pata de vaca), sería una acción un poco más que imprudente, más cuando una de las funciones cardinales del área verde es captar agua de lluvia y tanto la llamada “maleza” como el zacate, junto con la masa foliar de los árboles evitan erosión y favorecen la filtración del líquido vital.

Esta estimación, nada precisa, ilustra la relevancia de estas variables protectoras de la superficie: la tarde noche del martes 10 de junio, con 21.4 litros por metro cuadrado de precipitación, el área verde filtró no menos de 88,250  litros de agua y el miércoles 11  otros 44,125 litros.

De ahí la súplica: no dañar la cubierta ni propiciar más la compactación. Filtrar 132 metros cúbicos de agua (ciento treinta y dos tinacos de mil) es un servicio ecosistémico no desdeñable.

Sexto. Una urgencia en el área verde y en otros espacios de Zamora es controlar el descortezador de ramas y fuste (Hylesinus aztecus), del fresno (Fraxines uhdei) y hongos que le acompañan (Hymenoscyphus fraxineus, moho negro,  verticilosis y  antracnosis), así como las termitas que concluyen con la vida de estos majestuosos e indispensables árboles. Esta es una verdadera emergencia, no podar, no amputar, no derribar.

Otra plaga, difícil que sí podríamos controlar -no eliminar- es la gallina ciega (philophaga), cuyo progenitor emerge ahora -inicio del temporal- del suelo para aparearse (Chicharrón). Justo en este momento es vulnerable, no en su estadío larvario.

Esta carta, esta solicitud absurda sólo la pueden comprender quienes atienden árboles y han vivido en  “ramas propias” el dolor de perder en minutos lo que la Naturaleza -con nuestra ayuda- ha construido en años.

No le den malas ideas a Par jar que a la menor provocación  enciende sus Milwaukee, contimás  cuando uno mismo pone el cuello …

Zamora, Michoacán, 13 de junio Día de San Antonio de Padua

jlseefo@gmail.com

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JOSÉ LUIS SEEFOÓ LUJÁN

Dr. José Luis Seefoó Luján. Investigador en el Colegio de Michoacán. Normalista rural en los años sesenta, realizó estudios de economía en la Universidad Autónoma de Nayarit.

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