Año con año entre los meses de junio y septiembre, se presenta un importante evento meteorológico que renueva la esperanza de vida para todos los sectores de la región.
Entre junio y septiembre se registra un cambio en la dirección de los vientos; este fenómeno brinda importantes beneficios principalmente en el Noroeste del territorio nacional: Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua son las entidades que más se benefician de este efecto hidrometeorológico. Estos desplazamientos cálidos y húmedos favorecen la presencia de lluvias.
A esta modificación en la dirección y velocidad de los vientos se le conoce como Monzón de Norteamérica o como Monzón Mexicano. El término “monzón” proviene del árabe “maisum” que se traduce como estación. En nuestro país se muestra entre los meses de junio a septiembre, coincidiendo con el verano meteorológico.
Estos vientos cálidos y húmedos provienen de ambas cuencas oceánicas: Océano Pacífico y Atlántico (particularmente el Caribe y Golfo de México); asociados a la ocurrencia de fenómenos meteorológicos regionales: canales o zonas de baja presión, frentes fríos fuera de temporada, vaguadas en altura, entre otros, favorecen la rápida formación de nubes y la presencia de precipitaciones.
Las precipitaciones suelen mostrarse intensamente en periodos cortos y acompañados de importante actividad eléctrica y ocasionalmente con granizo. Durante esos cuatro meses suelen ocurrir los principales acumulados de lluvia que favorecen el incremento en el nivel de las presas de almacenamiento, el escurrimiento de ríos – arroyos y la recarga gradual de acuíferos.
Múltiples beneficios
Estos breves pero intensos periodos de precipitación que suelen mostrarse de forma intermitente permiten que se registre hasta un 60 % del total de la lluvia acumulada anualmente en la zona. Su presencia es muy importante para la región; de la precipitación depende la presencia o no de ciclos agrícolas de riego.
La temperatura del agua del Pacífico influye en el noroeste de México. Imagen tomada de NOAA
La presencia de precipitación en la zona es necesaria y altamente valorada. Los escurrimientos permiten que los acuíferos se recuperen, las presas se reabastezcan y se recobre vida en los arroyos y ríos; son múltiples los beneficios ambientales. Por la presencia de la lluvia se reduce la necesidad de emplear otras fuentes de abasto en diversas actividades como la agricultura o ganadería.
Cuatro regiones a nivel mundial
Son cuatro las regiones a nivel global en donde se presenta este fenómeno meteorológico: el de Norteamérica, el sudamericano, el sudafricano y el del sudeste asiático-Oceanía.
Los monzones favorecen la regulación del clima global. Su presencia puede reducir la sequía en algunas zonas o agravarla en otras
Existe una relación entre la “activación” del Monzón de Norteamérica y la temperatura superficial del agua del mar en el Pacífico Nororiental: mientras su valor se encuentre dentro de lo normal (fase neutra) o por encima de este (fase positiva) existirán condiciones favorables para que se presenten mayores escurrimientos de humedad.
Tormentas vespertino – nocturnas
Hay que recordar también que a partir de junio se activa la posibilidad de presencia ciclónica tanto en el Atlántico como en el Pacífico. La presencia del Fenómeno del Niño influye en las tormentas tropicales y que pueden aportar humedad al Monzón. En la región, la activación monzónica tiende a ser en un momento diurno.
Las mañanas tienden a ser secas pues los núcleos nubosos suelen fortalecerse conforme se calienta la superficie del suelo y se forman las nubes de tormenta. Por ello, las precipitaciones tienden a intensificarse por las tardes y noches. Algunas de las tormentas suelen ser acompañadas de actividad eléctrica y fortalecimiento de los vientos.