Tres seminaristas mexicanos en Castel Gandolfo: El Papa “tiene una ternura inmensa”

Cuando estos tres seminaristas de sonrisa luminosa aceptaron ser voluntarios en el Borgo Laudato Sì —un paraíso ecológico de 55 hectáreas en las villas pontificias de Castel Gandolfo— no sabían que el Papa León XIV sería su vecino.

“Fue a las dos semanas de estar allí cuando (León XIV) anunció oficialmente que iba a pasar aquí un periodo de reposo. Realmente fue una bendición”, asegura Jesús Israel Aguirre Legaria, que con 24 años es el más joven del grupo. 

Otro de los mexicanos es Porfirio Ramírez Méndez, con 29 años y proveniente de la Diócesis de Huajuapan de León; y Sergio Camarillo Gámez, de 27 años y quien llega desde la Arquidiócesis de Puebla.

Los tres pueden presumir de ser los primeros seminaristas que han colaborado como voluntarios en el corazón de los jardines Pontificios de Castel Gandolfo durante un mes.

Rodeados de una apabullante biodiversidad con más de 3.000 plantas de 300 especies distintas, zonas agrícolas y restos arqueológicos de la villa del emperador romano Domiciano, han desempeñado tareas muy distintas.

Estas van desde acoger a los peregrinos en la entrada de los jardines, acompañarlos durante las visitas guiadas —ya sea caminando o en el autobús—, o hacer tareas más terrenales que exigen mancharse las manos de tierra.

“Aprendimos nociones de jardinería, tuvimos que cortar plantas, ayudar a sembrar, limpiar fuentes y acomodar sistemas de agua”, detalla Jesús Israel, originario de Oaxaca y próximo a cumplir diez años de formación en el seminario.

En todo caso, asegura que “lo más importante ha sido colaborar en la liturgia: preparar la Misa, asistir en la celebración eucarística, cuidar los cantos y acompañar espiritualmente a los peregrinos”.

Esta preferencia suya se entrelaza con su historia vocacional que brotó en 2014, cuando apenas tenía 13 años: “Curiosamente mi vocación, tal vez suena muy Disney, pero surgió en mis sueños”.

En esos sueños, dice, sentía una fuerte atracción hacia la Eucaristía: “A partir de ahí yo quería sentir en persona, eso que había sentido en mis sueños. Entonces poco a poco me fui dando cuenta que en el camino de la vocación era donde yo encontraba ese gusto que ya había experimentado antes”.

Misa por la creación

Por eso, uno de los momentos más emocionantes que ha vivido en Castel Gandolfo fue la Misa que el Papa León XIV presidió el pasado 9 de julio, en la que usó por primera vez la nueva liturgia aprobada para impulsar la conciencia ecológica global “por el cuidado de la Creación”.

“Fue algo muy especial. No solo por la eucaristía, sino por todo lo que vimos ahí”, recuerda. “Yo creo que al principio no habíamos dimensionado la grandeza de esa Misa. Pero ya durante la preparación nos dimos cuenta de que estábamos ante algo verdaderamente importante”, agrega.

Además del impacto espiritual de esa liturgia, este joven seminarista guarda un recuerdo imborrable del encuentro personal con el Papa. “Tuve la oportunidad de platicar con él. Me preguntó mi nombre, dónde estudiaba, qué hacía ahí… Le conté un poco de mi historia, que llevo dos años en Roma, que estoy de voluntario con mis compañeros. Y entonces nos sorprendió a todos porque fue él quien nos pidió una foto juntos”.

Ese breve intercambio le dejó una huella imborrable. “El Papa es un hombre que contagia una espiritualidad muy profunda. Tiene una ternura inmensa. Su presencia es muy paternal”.

También Sergio Camarillo Gámez —que cursa sus estudios teológicos en el Pontificio Colegio Internacional María Mater Ecclesiae— ha vivido una experiencia singular de servicio en este proyecto ecológico que rebosa espiritualidad. 

“Nosotros como seminaristas estamos siempre estudiando delante de libros, quizás en un entorno cerrado”, comenta este mexicano que ingresó al seminario a los 18 años, animado por la vocación de su hermano menor.

Tomar conciencia de todo lo que implica el cuidado de la naturaleza

En cambio, su experiencia en Castel Gandolfo es en contacto con la naturaleza, con Laudato si’, y afirma que le ha cambiado para siempre. “Es un punto muy importante porque nos hace tomar conciencia de todo lo que implica el cuidado, como el Papa Francisco ha promovido: el cuidado de la naturaleza, de la casa común”, asegura.

En su caso, fue posible servir en Castel Gandolfo del 1 al 15 de junio, y regresará nuevamente del 1 al 15 de agosto. El joven confiesa: “Nunca antes había tenido experiencia con la jardinería o con la tierra. Esta oportunidad me ayudó a valorar los pequeños detalles, el esfuerzo de quienes cuidan estos espacios”.

El Papa León XIV regresó este martes al Vaticano tras pasar dos semanas en Castel Gandolfo. Pero puede que no sea la última vez que salude a estos jóvenes seminaristas, ya que regresará del 15 al 17 de agosto.

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