Benjamín González Oregel
1.– El gobierno federal presentó su propuesta de reforma electoral con la que se busca «afianzar la vida democrática del país». La amplia iniciativa incluye la modificación de 18 artículos constitucionales y la inclusión de siete transitorios. Entre sus contenidos de mayor calado se cuentan la sustitución del INE, por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas. Desaparecerían las 200 diputaciones plurinominales. Se suprimirá el número de senadores de lista. Los Oples, organismos públicos locales electorales; así como los tribunales estatales electorales, pasarían a mejor vida. Misma vía que recorrerían el número de integrantes de congresos locales y regidurías municipales. Se establecería la votación popular como mecanismo de elección de los consejeros del órgano comicial y de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Otro cambio trascendental sería el fin del financiamiento público a las actividades ordinarias de los partidos, a los cuales sólo se entregaría presupuesto para afrontar los comicios.
Condenado, de antemano,
El proyecto de reforma;
Los Congresos son, por norma,
Parásitos del Estado.
Lo que AMLO ha presentado,
Tiene en contra a Consejeros
Del INE y a sus paleros;
Partidos y opositores,
Oples y legisladores;
Que se quedarían en cueros.
Desprestigiados partidos,
En manos de camarillas,
Seguirán, a pie juntillas,
Los acuerdos convenidos.
Los más, de ratas son nidos,
Con algunas excepciones.
Y estas organizaciones
Se mueven con efectivo;
Y cumplen a su ejecutivo
Pachangas y diversiones.
No llegarían magistrados,
Producto de componendas;
Ni organizarían agendas
De quienes están atados.
Ya no más, dados cargados;
Es un sueño irrealizable.
No hay política confiable,
Mientras existan caudillos;
Con empresarios vivillos,
Y tiempos para el bailable.
A poco, gobernadores,
¿No van a manifestarse?
¡Claro! han de preocuparse,
Junto con los senadores.
La cauda de vividores,
Ya se rasca la cabeza.
Inútiles, por pereza,
Así ha sido costumbre,
Bañados de podredumbre,
Hoy reaccionan con fiereza.
¿A qué juega el Presidente,
Que preparó tal brebaje?
El político no es guaje
Y menos es penitente.
Si perdiese el ingrediente,
La práctica del dedazo,
Hay quien se daría un plomazo,
En medio de las dos cejas;
Así evitaría las quejas
Y tildado de pelmazo.
Se han de quedar con las ganas,
El Presidente y su grupo,
Porque Morena no supo,
Echar al vuelo campanas.
No habrá misas gregorianas,
En honor del tabasqueño;
Que ha puesto vida y empeño
Como adalid partidista;
Pues ha de engrosar la lista
Por tan azaroso empeño.