Tras este sexenio, con la Presidencia más poderosa en más de 30 años, es explicable que nuestra atención esté volcada en el resultado de la elección presidencial.
Casi toda nuestra atención, desde hace meses, está volcada en el probable resultado de la elección presidencial.
Tras este sexenio, con la Presidencia más poderosa en más de 30 años, es explicable que así suceda.
Pero, quizás lo que será determinante para el futuro del país en los siguientes años sea el resultado de la elección en el Congreso.
En la encuesta publicada ayer por El Financiero, Claudia Sheinbaum ha ampliado su ventaja sobre Xóchitl Gálvez a 22 puntos.
En el mismo estudio, en octubre eran 18 puntos la ventaja y en noviembre eran 19.
Es incomprensible cómo el equipo de Xóchitl parece culpar a los encuestadores o a lo que ellos caracterizan como una ‘elección de Estado’, pero no hacen una autocrítica de los errores cometidos en su estrategia de campaña.
Como siempre le he comentado en este espacio, la ventaja de las encuestas no significa que la elección esté resuelta.
Pero, si la distancia se amplía, quiere decir que la campaña de una está funcionando mientras que la de la otra no.
Todo puede suceder. Aun en las elecciones ocurren milagros, pero éstos casi nunca implican vuelcos de 20 puntos.
Por esa razón, mi insistencia es que la clave es el Congreso.
En la encuesta respecto a la intención de voto para diputados federales, la distancia favorable a Morena es de 16 puntos.
Se trata de seis puntos menos de ventaja que en la intención de voto en la elección presidencial. Pero sigue siendo una enormidad.
Pareciera que los partidos del frente opositor están muy ocupados en la definición de las listas y la estrategia de las elecciones locales, trátese de comicios legislativos o para gubernaturas o alcaldías, tratando de colocar a muchos amigos y cercanos, y no necesariamente a quienes tienen capacidad de obtener votos.
Si esa fuera la estrategia, estarían en camino al suicidio y poniendo en riesgo el futuro del país ante la posibilidad de que Morena y sus aliados ganen la mayoría calificada en las dos cámaras del Congreso.
Quitando a los indecisos, Sheinbaum llega al 58 por ciento de las intenciones de voto, una cifra superior al 53 por ciento con el que ganó AMLO.
Y en la votación legislativa, Morena y sus aliados llegarían al 54 por ciento, lo que les garantizaría la mayoría absoluta y estarían cerca de la mayoría constitucional en las dos cámaras del Congreso, si les favorece la asignación de plurinominales.
A partir de que termine el día de hoy, quedarán 13 días de las precampañas presidenciales. Vendrá luego alrededor de un mes y medio de presunto silencio y luego, a partir de marzo serán tres meses de campañas.
Se trata de un tiempo muy limitado.
Si la oposición sigue jalándose el tapete entre sí y no se articula de manera eficaz, existen probabilidades reales de que Morena gane la mayoría constitucional en el Congreso, no es algo que sea remoto.
Ese hecho cambiaría radicalmente la historia del país en los próximos años, y reduciría los márgenes de maniobra para que incluso un hipotético nuevo gobierno de Morena encabezado por Sheinbaum pudiera imprimir un sello propio a su gestión.
Y, por cierto, en esta tendencia de las intenciones de voto, creo que contribuyen a alentar a Morena aquellos que propician la polarización.
Ya le he comentado muchas veces que es en ese ambiente que prospera el discurso de AMLO y sus seguidores.
Quienes eventualmente pudieran considerar otra opción electoral, al ver los ataques furibundos al gobierno por parte de algunos prefieren apegarse a Morena pensando en que podría retornar una etapa que consideran que fue negativa para ellos o que al menos así lo ha hecho creer el discurso oficial.
Veremos si en la recta final de las precampañas se aprecia algún cambio o habrá que esperar a las campañas formales a partir de marzo para perfilar las tendencias electorales de este año. (El Financiero)