Se trata de monjas procedentes de Argentina, mujeres de vida contemplativa que devuelven al Monasterio la idea original para la que fue erigido por san Juan Pablo II en 1994: «apoyar al Santo Padre en su solicitud diaria por toda la Iglesia, mediante el ministerio de la oración, la adoración, la alabanza y la reparación, siendo así una presencia orante en el silencio y la soledad».
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano).- Desde el pasado 3 de enero de 2024, la que fue residencia del Papa emérito Benedicto XVI, está habitado de nuevo. Las habitantes son varias monjas de la Orden Benedictina, más concretamente de la Abadía de Santa Escolástica de Victoria, en la diócesis de San Isidro, cerca de la capital, Buenos Aires.
Se trata, por tanto, de monjas procedentes de Argentina, mujeres de vida contemplativa que devuelven al Monasterio la idea original para la que fue erigido por san Juan Pablo II en 1994: «apoyar al Santo Padre en su solicitud diaria por toda la Iglesia, mediante el ministerio de la oración, la adoración, la alabanza y la reparación, siendo así una presencia orante en el silencio y la soledad».
A su llegada a la Ciudad del Vaticano fueron recibidas por el presidente del Governatorato, el cardenal legionario Fernando Vérgez Alzaga, LC. Las monjas fueron invitadas a residir en el pequeño país a través de una carta manuscrita del Papa Francisco con fecha del 1 de octubre de 2023.
Fue en noviembre de 2012, en el contexto de la renuncia de Benedicto XVI, que el último grupo de monjas contemplativas habitó el Monasterio Maria Mater Ecclesiae. Fue el primer adelantó -en ese momento por nadie percibido- de la renuncia que unos meses después (el 11 de febrero de 2013) hizo el Papa Ratzinger.
El Monasterio Maria Mater Ecclesiae fue originalmente un pequeño cuartel de la Gendarmería Vaticana. Actualmente es un edificio de cuatro plantas construido entre 1992 y 1994. Queda a unos 350 metros de Casa Santa Marta, actual residencia del Papa Francisco. El estatuto previo hacia que cada cinco años cambiasen las Órdenes de monjas contemplativas que habitaban allí. Por ese Monasterio han pasado Clarisas, Carmelitas Descalzas y monjas de la Orden de la Visitación.
Las monjas benedictinas que actualmente residen allí realizan turnos de adoración a lo largo del día en el lugar más importante de la basílica de San Pedro: la capilla del Santísimo Sacramento a la que sólo pueden acceder las personas que van a orar. Por lo pronto ya hemos podido identificarlas en la misa del 6 de enero en la basílica pues estaban ubicadas en un lugar muy visible.