Varios lectores me pidieron explicar porqué tiene tanta importancia el cambio de fecha de la celebración de la Navidad en Ucrania. Sencillamente, se trata de una ruptura de la Ortodoxia ucraniana con la “Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Moscú” (IOU-PM). Pero primero, hay que recordar porqué la Iglesia ortodoxa rusa (IOR) celebra el natalicio de Cristo el 7 de enero y no el 25 de diciembre como nosotros. El Patriarcado de Moscú y algunas Iglesias ortodoxas se quedaron con el calendario juliano en lugar de adoptar el gregoriano, así llamado por el papa que lo instauró en 1582. Me enseñaron en la escuela que Julio César introdujo en el año 45 antes de Cristo una reforma en el cómputo de los años: se habían dado cuenta de que la vuelta de la Tierra alrededor del Sol tomaba 365 días ¼ y, por lo tanto, inventaron el año bisextil, añadiendo cada cuatro años un día más, en febrero. Faltaban 11 minutos cada año, o sea un día cada 131 años. Moscú no adoptó el calendario gregoriano en 1582, porque de la Roma católica no se puede esperar nada bueno. Tampoco en 1918, cuando los bolcheviques modernizadores lo adoptaron, porque con los rojos antirreligiosos no tardaba en llegar el Anticristo. Por eso el chiste de principios del siglo XX: “¿Cuál es el puente más largo del mundo? El puente sobre el río Niémen –frontera entre el imperio ruso y la Prusia oriental– porque tardas 13 días en cruzarlo. Si sales de Rusia el 1 del mes, llegas a Alemania el día 13”.
La jurisdicción llamada “canónica” de la IOR, del Patriarcado de Moscú, cubría todo el imperio ruso, luego toda la Unión soviética, de manera que incluía, entre otras naciones colonizadas, a Ucrania y Bielorrusia. Desapareció la URSS, pero el Patriarcado mantiene su pretensión de dominar el espacio exsoviético. Antes de la independencia de Ucrania, nación ortodoxa en un 75 por ciento, era la única Iglesia oficial y controlaba todas las parroquias. Luego resurgieron Iglesias ortodoxas ucranianas y la Iglesia greco-católica unida a Roma (de rito oriental, con un clero casado). Poco a poco, Moscú perdió terreno, si bien mantuvo, hasta febrero de 2022, su importante anexo, la IOU-PM.
Las cosas habían empezado a cambiar con la anexión de Crimea por Rusia y la guerra en el Donbas fomentada por Putin; la IOU-PM veía desgastarse su legitimidad, por su estrecho lazo con Moscú. En 2018, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla tomó bajo su jurisdicción y dio el reconocimiento canónico a las Iglesias ortodoxas independientes que se unieron a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, bajo la autoridad del metropolitano de Kyiv. La “Operación Militar Especial” lanzada por Vladímir Putin el 24 de febrero de 2022, al ser calificada de “guerra santa” por el patriarca Kirill de Moscú, fue la estocada. Al 23 de abril de 2023, 1,333 parroquias y monasterios habían pasado del Patriarcado de Moscú a la Iglesia de Ucrania. La ruptura radical se manifiesta en el sondeo a escala nacional realizado en julio de 2022: solamente 4 por ciento declaran pertenecer a la IOU- PM, mientras que 54 por ciento afirman su lealtad a la Iglesia ortodoxa de Ucrania.
La cuestión del calendario no se planteó antes del reconocimiento de aquella por Constantinopla, como elemento de la distanciación con Moscú, de la descolonización religiosa. En 2022, la Iglesia de Ucrania autorizó las parroquias a escoger su fecha de Navidad, 25 de diciembre o 7 de enero. Luego, en julio de 2023, el parlamento aprobó oficialmente la fecha de diciembre para el día feriado navideño; de manera democrática, la Iglesia mantuvo la libertad de opción para las parroquias. Sólo el 15 por ciento prefiere la fecha “antiguo estilo”, del 7 de enero. La adopción del calendario gregoriano por la Iglesia ortodoxa de Ucrania vale ya para todas las fechas cristianas del año litúrgico, lo que acerca ortodoxos, greco-católicos y católicos (de rito romano).
El cambio de fecha es todo un símbolo cuando la agresión rusa cumple cerca de 700 días. Pero no olvido que la guerra en Gaza cumplió ya 100.
Jean Meyer, historiador en el CIDE