(ZENIT Noticias / Roma, 02.04.2024).- Francisco vuelve a dedicar su intención de oración mensual a las mujeres. En El Video del Papa de abril, que confía a la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre insiste en los pasos que hay que dar en la sociedad actual y pide a los cristianos que se unan a él en la oración “para que la dignidad y la riqueza de las mujeres sean reconocidas en todas las culturas, y para que cese la discriminación que sufren en diversas partes del mundo”. La denuncia de Francisco
Una mujer asiática con lágrimas en los ojos, otra detrás de una reja con la mirada triste, un grupo de víctimas de violación expulsadas de sus pueblos, una fila de adolescentes a la espera de una mutilación genital: el Vídeo que acompaña la intención de oración de Francisco se abre con imágenes fuertes, en línea con la sentida denuncia del Papa. Su mensaje remarca la gran distancia entre las declaraciones de principio y la realidad de los hechos («En las palabras todos estamos de acuerdo en que hombres y mujeres tienen la misma dignidad como personas. Pero en la práctica eso no ocurre»).
Es el propio Papa quien da ejemplos concretos, citando «leyes discriminatorias» actualmente en vigor: sobre la obligación de vestir de una determinada manera, sobre los obstáculos para continuar los estudios, sobre la negación de subvenciones para abrir un puesto de trabajo. Y recuerda que «en muchos países, todavía hoy se practican mutilaciones genitales». Por ello, pide a los gobiernos que «se comprometan a eliminar» esta discriminación y «trabajen para que se garanticen los derechos fundamentales de las mujeres»; nos pide a todos que respetemos a las mujeres, que desgraciadamente siguen siendo tratadas «como material de descarte» en muchas partes del mundo y que muy a menudo, incluso en países que se dicen más avanzados, son víctimas de violencia y abusos. “Y si no lo hacemos», añade, «nuestra sociedad no avanzará».
En el mundo actual, por desgracia, no faltan las contradicciones. Si bien en algunos países, las mujeres tienen acceso a la educación y ofertas de empleo y ocupan posiciones de liderazgo en empresas y organizaciones, muchas aún no disfrutan de las mismas oportunidades que los hombres. Basta pensar en el mercado laboral: menos de una de cada dos mujeres en el mundo trabaja y las mujeres ganan un 23% menos que los hombres. Lo mismo ocurre con la educación, si tenemos en cuenta que en algunos países las mujeres adultas que saben leer y escribir son minoría: por ejemplo, en Afganistán son el 23%, en Níger el 27%. Y menos oportunidades se traducen en enormes dificultades económicas: según ONU Mujeres, se estima que para el 2030 el 8% de las mujeres y niñas vivirán en pobreza extrema, mientras que el 25% de las mujeres no tendrá suficiente comida. Varón y mujer, una misma dignidad
El respeto por la dignidad de todas las personas es un tema central en el cristianismo. Pues la vida de cada persona es sagrada por ser creada a imagen de Dios (Libro del Génesis 1:26-27).
El tema sobre el papel de las mujeres resonó también en la síntesis de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos realizada en octubre del año pasado. “Hemos sido creados hombre y mujer, a imagen y semejanza de Dios. Desde el principio, la creación articula unidad y diferencia, dando al hombre y a la mujer una naturaleza, una vocación y un destino compartidos y dos experiencias distintas de lo humano. Durante la Asamblea, hemos experimentado la belleza de la reciprocidad entre mujeres y hombres. Juntos, lanzamos la llamada de las precedentes fases del proceso sinodal, y pedimos a la Iglesia el crecimiento de su empeño en comprender y acompañar a las mujeres, desde el punto de vista pastoral y sacramental” manifestaron los participantes del Sínodo en el documento. Heroínas de todos los tiempos
El Padre Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, recuerda que “desde el principio, Jesús acogió a mujeres como discípulas, lo cual era novedoso en la sociedad de aquel tiempo. María, la madre de Jesús, tuvo un lugar preponderante entre los Apóstoles y en la comunidad primitiva, como lo atestiguan los evangelios. A una mujer, María Magdalena, Jesús le confió la misión de anunciar su resurrección a sus hermanos. A lo largo de la historia, las mujeres han aportado un verdadero dinamismo espiritual a la Iglesia: Teresa de Ávila, Catalina de Siena, Teresa de Lisieux, reconocidas como ‘doctoras de la Iglesia’, y un sinfín de santas. Dado que el Papa nos llama este mes a orar ‘para que la dignidad y la riqueza de las mujeres sean reconocidas en todas las culturas, y para que cese la discriminación que sufren en diversas partes del mundo’, continuemos también reconociendo su papel dentro de la Iglesia. Primera evidencia: sin la participación activa de las mujeres, la comunidad cristiana, si fuera una empresa, estaría en quiebra”.