Arturo Zaldívar ya no es un hombre de leyes, un destacado litigante, un jurisconsulto del máximo tribunal del país; mutó en activista, en matraquero.
No hay abogado serio a quien se consulte sobre el tema, que no se cubra la cara y responda que es vergonzoso para el gremio. Da pena, es el derrumbe de una carrera otrora brillante en el litigio y en la Corte.
¿Qué le pasó a Arturo Zaldívar? ¿Dónde estuvo la transformación entre un hombre de leyes y derecho, a un activista político tardío, de poca monta y más bien tóxico para campaña y partido?
Circulan las hipótesis de que el ministro en retiro, conocía ya de antemano la investigación en su contra y de sus colaboradores. Habían llegado a sus oídos los comentarios y advertencias de personas activas dentro del Poder Judicial, que habían sido interrogadas, cuestionadas y llamadas a presentar evidencias.
A diferencia de lo que dice el presidente y la candidata oficial, el expediente construido con base en una ‘denuncia anónima’ lleva semanas de elaboración, muchas horas de trabajo, de recabar documentos, testimonios, casos y fallos de jueces y magistrados.
Es decir, no se armó al vapor ni es resultado de 24 horas de improvisación.
Más de 100 cuartillas detallan casos, fallos, intervenciones, postergaciones de asuntos y sentencias, actuación de jueces y magistrados para beneficiar a proyectos del gobierno.
Es decir, Arturo Zaldívar actuó, desde la presidencia de la Corte, como un aliado, agente encubierto y no tan encubierto, del presidente de la República.
Eso explicaría la renuncia anticipada de Zaldívar y su inmediata adhesión pública a la 4T y a la campaña de su candidata. Arturo buscó cobijo y protección en el gobierno, cuyo lenguaje y retórica polarizante ha asumido a cabalidad. Resulta más sencillo descalificar una acusación como motivada por razones políticas, que por auténticas evidencias judiciales.
Ya no es un hombre de leyes, un destacado litigante, un jurisconsulto del máximo tribunal del país; mutó en activista, en matraquero dicen en los partidos, a los que hacen mucho ruido, pero aportan poca substancia.
Algunos argumentos que utiliza el oficialismo para defender a Zaldívar:
• Es víctima de una persecución política.
• “La ministra Piña me tiene animadversión”.
• La investigación es inventada, improvisada, carece de pruebas, es producto de una denuncia anónima… “Qué raro”.
Los contraargumentos de los expertos:
• Nadie pide un juicio político por animadversión. Resulta infantil siquiera afirmar que porque no me quiere, se presenta una denuncia y se pide juicio político. Inverosímil.
• La investigación integra más de 100 páginas de señalamientos, testimonios, pruebas documentales, casos específicos y concretos en los que por obra y mano de Zaldívar y su equipo, se otorgaron ventajas y beneficios a la 4T con la omisión de fallos, con la postergación de sentencias, con enviar las denuncias al archivo.
Más aún, detalla cómo jueces y magistrados emitieron sentencias en contra de amparos para beneficiar al gobierno.
• Según la Barra Mexicana Colegio de Abogados, existe registro de que Zaldívar aceptó denuncias anónimas durante su gestión como presidente. Fue él quien regularizó este método. ¿Por qué es raro ahora?
• ¿Por qué es una persecución política? Existe un ejercicio de la función pública, que la unidad interna de investigación del Poder Judicial Federal está facultada para investigar, por posibles excesos, abusos o colusiones en el desempeño de dichas funciones.
Todos los argumentos del gobierno y de la candidata lamentablemente, se derrumban.
Pareciera que Zaldívar escapó de la obligada rendición de cuentas, y se guareció bajo el ala protectora del gobierno y del presidente.
Lo más vergonzoso en voz de sus colegas, es el lenguaje y el tono de ataque que utiliza contra el máximo órgano como tribunal constitucional, al que él mismo sirvió los últimos 17 años o más.
Le agrego elementos: si en efecto como dice el ministro en retiro, “el Poder Judicial y la Corte están podridos” y necesitan renovarse —tarea a la que aparentemente se dedica en la preparación de una reforma—, pues sería un acto de coherencia y de una ética derruida, que el señor Zaldívar renuncie a su pensión del mismo órgano al que ataca.
¿Por qué sigue cobrando si es un nido de podredumbre? ¡Un mínimo de decencia, señor!
En el terreno político se ha convertido en un lastre para Claudia Sheinbaum. No le ha traído nada a su campaña más que desprestigio y señalamientos.
No aporta, no trae electores, no es un activo político en renglón alguno, es más bien un cartucho quemado —y utilizado con eficiencia por AMLO— que bien haría en retirarse y reducir el daño a la candidata oficial.
Me dicen en el mundo de los abogados: no existe relación laboral, profesional o incluso personal alguna, que Zaldívar no haya concluido en conflicto. Algo pasa con este personaje. (El Financiero)