EVERILDO GONZALEZ ALVAREZ
A ese gran partido que nadie puede asegurar cuando apareció ni cuándo se irá pero que en cualquier elección siempre está presente; a ese gran partido que opera sin registro pero que el INE no lo puede sancionar; a ese gran partido que no tiene asignado presupuesto alguno, pero que sin él sus resultados son óptimos; a ese gran partido que no realiza campaña alguna, pero que su porcentaje de preferencia siempre está por arriba de los demás partidos; a ese gran partido que tiene por acérrimo enemigo las urnas, pero que no invita a no ir a ellas; a ese gran partido que tiene como su práctica principal el veletismo —de veleta—, se mueve según lo hagan los demás partidos, pero que siempre aparece en el lado correcto; a ese gran partido al que la mayoría pertenecen, pero que todos niegan pertenecer a él; a ese gran partido que no nos cuesta un solo centavo, pero que mientras más se aparece, hace gastar más a los demás partidos; a ese gran partido sin estructura organizativa ni administrativa, pero que su operatividad es exacta, es de excelencia; a ese gran partido, que cuando uno habla de él a los líderes de los partidos políticos los irrita y los pone a temblar, haciendo que al otro día les aparezcan adornos –—ojeras— en la cara, pero que él sigue impávido, realista y triunfador; a ese gran partido al que los demás partidos no voltean a ver, lo ignoran, pero que ganarían cualquier elección si hicieran lo posible por bajarle su porcentaje de preferencias; a ese gran partido que no acostumbra prácticas usuales de otros como: dar despensas, láminas, refresco y torta, compra de voluntades, acarreo de votantes, el carrusel, prometer por prometer, amenazar con expulsarlo de los programas de asistencia social, dinero en efectivo o bien valerse de líderes sindicales para amenazar con despido si no votan por x partido, pero que si lo hiciera, sus niveles de preferencia no por esto subirían; a ese gran partido que debiera merecer los máximos elogios por sus altos porcentajes en todas las votaciones, pero que hacerlo, es atentar contra la democracia; a ese gran partido que si tuviera registro, su nombre sería EL PAU —{Partido del Abstencionismo Universal—, pero que su porcentaje de preferencias se reduciría a niveles catastróficos, llegando quizás a la nada, al punto donde debiera estar.
A ese gran partido, SEÑORAS CANDIDATAS Y SEÑORES CANDIDATOS, es al que deben vencer en las próximas elecciones, de ustedes depende la fortaleza o debilidad de ese gran partido; en ustedes está la decisión de cambiar y frenar el avance de ese gran partido. Es claro que, con unos puntos porcentuales de ese gran partido, ustedes candidatos, pueden ganar cualquier elección, su triunfo en las urnas depende de lo que le quiten al PAU, derroten al gran partido y ustedes ganarán
CIUDADANO: en las próximas elecciones, DI NO AL PAU, acude a votar.
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