El indicador de confianza del consumidor de mayo, que arroja la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor, se estancó respecto a abril.
En México vuelve a haber una merma en la confianza de los hogares y los negocios, lo que se convierte en un factor de riesgo para el crecimiento y la recuperación de la economía.
El jueves se anunció que el indicador de confianza del consumidor de mayo, que arroja la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor que levantan el INEGI y el Banco de México, se estancó respecto a abril.
La lateralidad del indicador puso fin a tres meses de incrementos consecutivos entre febrero y abril pasados.
De acuerdo con Jonathan Heath, subgobernador del Banxico, la confianza del consumidor “muestra una tendencia horizontal, similar a la que existía antes de la pandemia, ya por más de un año”.
Claramente es una señal de cautela de los hogares ante la alta inflación y la lenta recuperación económica.
La percepción del consumidor en tres de los cinco componentes del indicador mejoró respecto a abril, pero en dos empeoró.
Destacó la caída en el que mide las posibilidades de los integrantes del hogar, comparadas con las de hace un año, para realizar compras de muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos.
Si bien el indicador de confianza del consumidor ya está por arriba de su nivel de antes de la pandemia, eso no se ha traducido en un mayor consumo privado.
Así lo deja ver el indicador de consumo de BBVA México correspondiente a mayo, que registró una contracción de 1.5 por ciento mensual, afectado por la caída del sector turismo después del fuerte repunte que tuvo en abril por el periodo vacacional de Semana Santa.
El débil dato de mayo “apunta a un menor consumo hacia adelante, a medida que los hogares enfrentan la persistencia de mayores precios en un entorno laboral más deteriorado”, apuntó BBVA.
Por si fuera poco, los indicadores de confianza empresarial tuvieron un ‘tropezón’ en mayo, donde el mayor pesimismo se registró en el sector comercio por el sesgo negativo en la percepción de los directivos empresariales sobre la situación económica presente y futura del país.
No está por demás recordar que en la encuesta nacional de El Financiero publicada el miércoles, la percepción de la opinión pública sobre el manejo de la economía sigue mostrando desaprobación, lo mismo que en seguridad pública y corrupción, rubros que tienen las calificaciones más negativas.
La opinión negativa sobre el desempeño del gobierno del presidente López Obrador en materia económica aumentó de 42 a 44 por ciento entre abril y mayo pasados, mientras que la opinión positiva subió de 39 a 41 por ciento.
Quiere decir que la opinión desfavorable sobre el actuar del gobierno en el entorno económico es la preponderante.
La percepción de la opinión pública en ese tema se corresponde con la que tienen los analistas del sector privado sobre el entorno económico del país.
Eso se sustenta en lo señalado por los especialistas en economía encuestados por el Banco de México a finales de mayo.
El porcentaje de los que consideran que el clima de negocios en los próximos seis meses empeorará se mantuvo en 22 por ciento, como en abril.
La opinión intermedia, pero predominante, es el 68 por ciento de los especialistas que cree que el ambiente de negocios permanecerá igual en la segunda mitad del año.
Desde la encuesta de febrero de 2018, hace más de cuatro años, no había una proporción tan elevada en ese mismo sentido.
Sólo el 11 por ciento de los analistas piensa que el clima de negocios va a mejorar en los próximos meses.
En la encuesta de mayo, la proporción de los analistas que piensan que la economía mexicana no está mejor que hace un año se incrementó a 41 por ciento desde 33 por ciento en abril.
Combatir la inflación y recuperar el crecimiento económico son condiciones necesarias pero no suficientes para fortalecer la confianza tanto de los hogares como de los negocios.
También es indispensable atenuar otros factores de inquietud internos, como los relacionados con la gobernanza, donde destacan la incertidumbre política y los problemas de inseguridad.
Y claramente es imprescindible fortalecer el Estado de derecho y garantizar la certeza jurídica, además de abatir la corrupción e impunidad en el país.
¡A cuidar la confianza!
(El Financiero)