Pobladores que viven a orillas de la presa Endhó, en Hidalgo, acusan incremento de casos de cáncer debido a la contaminación del agua que sirve para regar cultivos de maíz, chile y frijol.
Mientras Tláloc ‘hace el milagro’ en las presas del Sistema Cutzamala, que han recuperado su nivel en la temporada de lluvias 2024 en México, la activista Yury Uribe empieza a ver la luz tras años de lucha para salir de un “infierno ambiental” enmarcado por una nube de mosquitos que revolotean entre lirios y basura.
La activista vive al lado de la presa Endhó, en Hidalgo, que recibe casi todas las aguas residuales de la CDMX y su zona metropolitana, donde viven 22 millones de personas, así como desechos industriales y hasta cadáveres.
Desde hace un par de décadas, Yury Uribe inició, junto a la comunidad de Tepetitlán una batalla para frenar este desastre ambiental, que incluye la contaminación de pozos de agua que abastecen a esta región agrícola, donde se reportan un incremento en casos de cáncer.
Su esfuerzo está a semanas de fructificar a través de un decreto gubernamental de “restauración”, en lo que sería el primer paso de un largo camino para que la vida reverdezca en este lugar circundado por la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, la refinería de Tula y otras industrias.
“Esperamos que haya un día en el que la tierra pueda recuperarse y no sea muerte lo que toquemos”, dice Uribe, de 43 años, cuyos vecinos denuncian casos de cáncer desde hace 25 años por la contaminación.
Uribe forma parte de Movimiento Social por la Tierra, una organización no gubernamental creada en 2004 para visibilizar la tragedia en esta zona de casi 25 mil hectáreas, que el gobierno describió como “infierno ambiental” en 2019.
Yury Urube asegura que este ‘infierno ambiental’ se compone de áreas “sacrificadas para que pueda funcionar bien la Ciudad de México”, que ayudan a la descarga de aguas residuales y de lluvia.
Así comenzó la lucha contra el ‘infierno ambiental’ en Hidalgo
La lucha de Yury Uribe y de la comunidad de Tepetitlán no ha sido fácil. Tras tomar las oficinas de la Secretaría del Medio Ambiente y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en la Megalópolis, los pobladores consiguieron que el gobierno realizara un estudio que sustenta el plan de recuperación.
Es “esperanzador” y “algo que podemos construir para dejar de quejarnos y plantear soluciones”, señala Uribe.
La presa Endhó, con capacidad de 182 millones de metros cúbicos, está rodeada de árboles y sembradíos que por momentos se reflejan en el agua, proyectando una imagen idílica aunque en esas aguas “ya no hay vida”, según los habitantes de Tepetitán.
Entre el agua viscosa resaltan el lirio, los mosquitos, la basura y un cadáver humano, tercero que aparece en un mes, según observaron los reporteros de la agencia de noticias AFP durante un recorrido.
Aumentan casos de cáncer a orillas de la presa Endhó
La fetidez es el menor de los problemas. Los habitantes de Tepetitlán conversan comúnmente sobre casos de cáncer. Para los pobladores no hay duda de que la contaminación es causa de esa y otras enfermedades gastrointestinales y renales.
“Esto es debido a lo que comemos, a lo que respiramos, al ambiente”, sostiene Irma González, paciente de cáncer de mama de 47 años.
“Ya muchos estamos enfermos de cáncer y es muy raro que seamos varias personas”, señala Blanca Santos, de 64 años, a quien diagnosticaron con cáncer de pulmón.
Estudios de Conagua muestran que el agua de pozos aledaños no es apta para consumo por sus altos niveles de metales pesados como arsénico y mercurio.
Esos contaminantes provienen de industrias que descargan sus aguas en el río Tula y otros afluentes que desembocan en el embalse.
¿Qué podría provocar el aumento de casos de cáncer en el Valle del Mezquital?
Mientras las autoridades han dicho que investigan la relación entre la contaminación y las enfermedades reportadas por los pobladores, el oncólogo Eduardo Amieva explica que los metales pesados se “empiezan a acumular en órganos” como el riñón, el hígado, la piel o la vejiga si su concentración es excesiva. “Causan alteraciones a nivel cromosómico y finalmente cáncer”, dijo en entrevista con AFP.
Las aguas de la presa Endhó sirven desde hace años a miles de campesinos para regar sus cultivos en el Valle del Mezquital, área agrícola que conforman varios municipios de Hidalgo.
Productos como maíz, chile, frijol o alfalfa son comercializados en Ciudad de México y otros estados del país.
“Esta agua nos ha traído beneficios” pero también “perjuicios”, reconoce Víctor Ángeles, agricultor de maíz, quien refiere que el líquido contiene plomo pero también nutrientes que reemplazan a los fertilizantes químicos.
“El problema son los desechos que nos echan de las fábricas”, añade Ángeles, quien tiene familiares enfermos de cáncer.
La normativa oficial señala que cultivos de tallo alto como el maíz se pueden regar con aguas residuales, pero no aquellos en contacto directo con la tierra, explica Edith García, especialista en gestión del agua.
El plan de restauración, que se espera sea formalizado en septiembre, busca reducir las descargas a la presa y mejorar el tratamiento de aguas.