Documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe reconoce los abundantes frutos espirituales que se han producido en Medjugorje, y autoriza el culto público, aunque sin declarar la naturaleza sobrenatural de las apariciones.
(ZENIT Noticias / Roma).- En un paso decisivo que marca el cierre de décadas de debate sobre los fenómenos espirituales de Medjugorje, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con la aprobación del papa Francisco, ha publicado una nota que aclara la posición de la Iglesia sobre estos eventos. El texto, firmado por el cardenal Víctor Manuel Fernández y monseñor Armando Matteo, reconoce los abundantes frutos espirituales que se han producido en Medjugorje, y autoriza el culto público, aunque sin declarar la naturaleza sobrenatural de las apariciones.
Un balance positivo de los frutos espirituales
La nota destaca los beneficios que la experiencia de Medjugorje ha generado entre los fieles. Los informes muestran que este lugar se ha convertido en un imán de conversión y renovación espiritual, con numerosas personas redescubriendo su fe a través de la confesión, la comunión sacramental y la vocación religiosa. Medjugorje también ha sido escenario de profundas reconciliaciones matrimoniales y familiares, así como de la creación de obras de caridad que atienden a los más vulnerables, como huérfanos, personas con adicciones y discapacidades.
Sin embargo, el documento subraya que estos frutos positivos no están necesariamente ligados a los «videntes» y sus supuestas apariciones, sino que provienen principalmente del ambiente espiritual y de peregrinación en los lugares donde ocurrieron los eventos originales.
La paz como mensaje central
Uno de los puntos más destacados de los mensajes recibidos en Medjugorje es el llamado a la paz, tanto a nivel personal como familiar y social. La Virgen María se presenta como la «Reina de la Paz», invitando a la humanidad a buscar la conversión para alcanzar la salvación y la verdadera paz, que solo puede hallarse en Dios. Este mensaje cobra especial relevancia en el contexto histórico de Bosnia-Herzegovina, un país marcado por conflictos armados y tensiones religiosas.
La paz que se promueve en Medjugorje no es solo la ausencia de guerra, sino una paz interior fruto de la caridad y la fe vivida, que abarca incluso a quienes no comparten la misma confesión religiosa, lo que refuerza el carácter ecuménico de los mensajes.
Un enfoque hacia Dios y la conversión
Lejos de centrarse en sí misma, la Virgen María en los mensajes de Medjugorje dirige la atención de los fieles hacia Dios y Cristo. La nota del Dicasterio subraya que María actúa como intercesora, pero es Cristo quien otorga la gracia y la salvación. Además, los mensajes insisten en la importancia del Espíritu Santo como fuente de fuerza y guía espiritual.
El llamado a la conversión es otro eje fundamental en Medjugorje, con invitaciones frecuentes a abandonar el apego excesivo a los bienes materiales y adoptar una vida de oración, ayuno y comunión fraterna. Este aspecto, según la Iglesia, es esencial para alcanzar una paz verdadera y duradera en el mundo.
Claridad en los mensajes y advertencias sobre confusiones
Aunque el balance general es positivo, el documento también advierte sobre ciertos aspectos de los mensajes que podrían generar confusión. Algunos de ellos, leídos de manera parcial, pueden parecer imprecisos o dar lugar a interpretaciones erróneas. La Iglesia aclara que estos posibles desvíos no deben comprometer el valor espiritual que Medjugorje ha ofrecido a tantos fieles.
La Virgen María misma, según los mensajes, insta a no buscar lo extraordinario, sino a encontrar todas las respuestas en el Evangelio. «No vayan en busca de señales, vuelvan a las Escrituras», reitera en varias ocasiones, subrayando que el mensaje de conversión es el núcleo de su intervención en Medjugorje.
La autorización del culto público
El reconocimiento de los frutos espirituales de Medjugorje por parte de la Santa Sede ha permitido que se autorice el culto público en este lugar. Aunque la nota enfatiza que esto no implica una declaración sobre la autenticidad sobrenatural de las apariciones, abre la puerta para que los fieles puedan integrar esta experiencia en su vida cristiana, sin estar obligados a creer en los fenómenos de manera dogmática.
Los peregrinos que se acercan a Medjugorje no lo hacen para buscar encuentros con los presuntos videntes, sino para renovar su fe y encontrarse con la figura de María, Reina de la Paz. La Iglesia insiste en que este enfoque debe ser el principal motivo de las visitas a este lugar de oración y reconciliación.
Con esta nueva clarificación, el Vaticano da por concluida una larga etapa de controversia en torno a Medjugorje, destacando los aspectos positivos de la experiencia espiritual vivida por millones de personas. Aunque algunos puntos de los mensajes necesitan ser interpretados con cautela, el valor pastoral y los frutos de fe que han surgido de Medjugorje son indiscutibles.