Los bombardeos israelíes están golpeando zonas estratégicas en el territorio de su archidiócesis, especialmente la región alrededor de Baalbek, donde se cree que hay bases de Hezbolá, y al mismo tiempo pueblos donde viven tanto cristianos como musulmanes.
(ZENIT Noticias / Deir El-Ahmar, 08.10.2024).- «Cada una de las familias cristianas de los pueblos de los alrededores de Deir El-Ahmar ha acogido a tres o cuatro familias, es decir, entre 30 y 60 personas», explica a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) monseñor Hanna Rahmé, arzobispo maronita de Baalbek-Deir El-Ahmar, en Beqaa, al este del Líbano. Los bombardeos israelíes están golpeando zonas estratégicas en el territorio de su archidiócesis, especialmente la región alrededor de Baalbek, donde se cree que hay bases de Hezbolá, y al mismo tiempo pueblos donde viven tanto cristianos como musulmanes.
La archidiócesis de monseñor Rahmé cubre aproximadamente el 27% de la superficie del país y está situada en una región con unos 450.000 musulmanes chiíes. El prelado cuenta que incluso en los alrededores de la ciudad de Deir El-Ahmar se producen bombardeos a diario, dirigidos contra los centros militares y económicos de Hezbolá que se encuentran a sólo entre cinco y veinte kilómetros del centro.
«Estamos asfixiados por el número de desplazados, pero no podemos abandonarlos a su suerte», afirma Mons. Rahmé. «Hablé en la televisión local y me dirigí a los habitantes de las zonas bombardeadas, diciéndoles que nuestras casas estaban listas para acogerles» Y, añade, “los musulmanes están enormemente conmovidos por esta solidaridad cristiana”.
Según monseñor Rahmé, unas 13.000 personas han huido a zonas de la archidiócesis donde la población es mayoritariamente católica. En Deir El-Ahmar, donde se encuentra la sede episcopal, y en los pueblos de los alrededores, unas 2.300 personas han sido acogidas por instituciones educativas, mientras que otras 5.000 han sido alojadas en casas particulares y 1.500 en iglesias y conventos. Sin embargo, según el arzobispo, muchos de los desplazados tienen que dormir en las calles de la ciudad y aún son más los que se han marchado al Norte o a Siria. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre el 21 de septiembre y el 3 de octubre, unas 235.000 personas llegaron a Siria por tierra, entre ellas 82.000 libaneses y 152.000 sirios.
La principal preocupación de monseñor Rahmé es hacer llegar la ayuda a los desplazados y a las familias de acogida. Estas últimas están agotadas porque ya están empobrecidas por la crisis económica. ‘Las ONG sobre el terreno ayudan a los desplazados en las escuelas, pero no a los acogidos por las familias ni a las propias familias’, se queja el arzobispo, y añade: ‘Por eso la archidiócesis se ocupa de ellos. Sin embargo, la situación es muy crítica. Necesitamos urgentemente ayuda alimentaria, colchones y mantas, y estamos muy agradecidos a Ayuda a la Iglesia Necesitada, que nos ha ofrecido inmediatamente una ayuda vital. Por favor, estén a nuestro lado.