Educación y seguridad: ¿en dónde estamos parados?

Los resultados del Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana, que evaluaba a estudiantes de segundo de secundaria para México, no fueron buenos, solamente seis de cada 10 estudiantes evaluados estaban familiarizados con conceptos y prácticas cívicas y ciudadanas.

María Teresa Gutiérrez

Dos de los temas que deben estar presentes en la agenda de la nueva presidenta de México durante los próximos seis años son: la educación y la seguridad. Diez de los 100 compromisos que presentó en el primer día de su mandato se alinean con la llamada República educadora, humanista y científica, y solo uno de esos compromisos es sobre República segura y con justicia.

No bastará solo incluirlos en este listado de 100 buenas intenciones, será necesario estudiar estos temas para delimitar sus retos, en una actualidad compleja y en constante cambio ¿Qué se necesita para delimitar estos retos, definirlos de la manera correcta y proponer acciones concretas de política pública para atenderlos? La respuesta es bastante sencilla, se necesita información. Se necesita conocer puntualmente las necesidades que la ciudadanía tiene en ambas materias y también es necesario saber en qué punto pueden coincidir.

¿Cómo podemos saber en dónde estamos parados en estos temas fundamentales y cuáles son sus puntos de convergencia? La verdad es que las fuentes siempre han sido pocas y cada vez son menos. En el ya lejano año 2016, se aplicó por última vez CIVICA, el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana y que evaluaba a estudiantes de segundo de secundaria en contenidos relacionados con educación cívica, analizando la disposición de los estudiantes al compromiso y sus actitudes hacia los temas de la ciudadanía. Los resultados para México no fueron buenos, solamente seis de cada 10 estudiantes evaluados estaban familiarizados con conceptos y prácticas cívicas y ciudadanas. También se encontró que el clima de convivencia escolar en México no es favorecedor pues predomina un ambiente de inseguridad por el acoso escolar o la presencia de bullying que afecta la convivencia. Sin embargo, en lugar de tomar estos datos y hacer ajustes a los planes y programas de estudio para fortalecer la formación cívica y ética de las niñas y los niños mexicanos, la decisión fue dejar de evaluar esta materia y no volver a participar en CIVICA.

La formación en estas áreas es fundamental para la construcción de ciudadanía y los resultados de las carencias en esta materia se pueden ver en la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana que fue presentada en días pasados por el INEGI, enfocado en la medición de percepciones y experiencias sobre la seguridad pública en zonas urbanas. Uno de los datos que presenta, y que preocupa, es que siete de cada 10 personas tuvieron por lo menos un conflicto o enfrentamiento directo con vecinos o vecinas, mostrando un claro problema en términos de convivencia. Esta encuesta también nos dice que ocho de cada 100 hogares sufrieron violencia en el entorno familiar y en casi un tercio de estos hogares los involucrados fueron menores de edad, revelando importantes rupturas en el tejido social.

Estos datos nos hablan de las grandes necesidades que se deben cubrir tanto en educación como en seguridad. Para que las niñas, niños y adolescentes de nuestro país puedan integrarse en la sociedad y practicar una ciudadanía responsable, es esencial una formación ética y cívica adecuada. Esto sin duda, es parte del derecho a la educación que promueve Mexicanos Primero.

Sin embargo, no podemos apostar solo a la educación cívica y ética para tener mejores ciudadanos. Es necesario abordar otros temas como la desigualdad económica, la falta de oportunidades y la falta de atención a las necesidades básicas de las escuelas para que las y los estudiantes mexicanos puedan ser gestores del cambio en sus propios contextos y transformar la percepción de inseguridad en sus diversos ámbitos de desarrollo. Está en manos de la presidenta Claudia Sheinbaum poder contar con más datos, con información para mejorar la formación cívica de las niñas y los niños mexicanos, para saber en dónde estamos parados y orientar las políticas educativas y de seguridad para los próximos seis años. (El Financiero)

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