La figura de don Luis Padilla Nervo en el ámbito de la política exterior mexicana debemos ubicarla como una de las bases en que se ha construido el prestigio que en el concierto internacional tiene nuestra nación. A la par con el otro zamorano, Alfonso García Robles, -de quien ya publicamos su biografía-han sido considerados como guías del internacionalismo mexicano.
A Luis Padilla Nervo le debemos – y no sólo los mexicanos- el haber sido uno de los fundadores de la Organización de las Naciones Unidas, La ONU, institución internacional en la que se cifraron las esperanzas de todo el orbe de que no existiera una tercera guerra mundial, la que por los avances tecnológicos que se han venido desarrollando, nos supondría la aniquilación de toda la humanidad.

La soberanía y la autodeterminación de todas y cada una de las naciones fueron la constante preocupación del canciller zamorano. En el itinerario iniciado desde la fundación de la ONU hasta los últimos días en que participó en los diversos cargos, ya de carácter internacional o como representante de nuestro país, fijó las bases del respeto mutuo; de la misma manera en que se opuso a las desigualdades existentes entre los países desarrollados y los subdesarrollados.
El legado internacionalista del zamorano se traduce cuando consideraba que cualquier fuerza extraña y superior que intente apagar las luchas de transformación de cualquier pueblo del mundo, resulta ilícita por cuanto viola el derecho de los pueblos a darse las formas de vida y de gobierno que estime pertinente, considerando en último análisis que no es cuestión que deba someterse a juicio internacional o de terceras naciones.
Estos fueron los principios rectores, particulares e institucionales, del internacionalista zamorano.