Claudia Sheinbaum procede de las izquierdas independientes que fueron tragadas por la izquierda de la Revolución Mexicana RM, a lo largo de un siglo. Como lo examinamos Jorge G Castañeda y yo en el libro Las dos Izquierdas (Debate 2024)

Los electores mexicanos votaron en 2018 por amplia mayoría por AMLO y en 2024 de manera contundente por Claudia Sheinbaum, lo hicieron a favor de la izquierda y en rechazo al largo predominio priista y al breve lapso panista, PRIAN, lo denominó magistralmente AMLO.
La cruel ironía ha sido que ambos gobiernos han realizado gobiernos contrarios a sus promesas y a las esperanzas de sus electores de izquierda: no regresaron al ejército a sus cuarteles, al contrario, metieron a los militares de manera formal a la llamada “guerra de Calderón” con funestos resultados. No impulsaron una reforma fiscal progresiva, al contrario, han protegido al gran capital. Su demagogia antiyanqui se reduce a repetir lugares comunes “somos un gran país soberano” y aceptar todas y cada una de las humillantes órdenes de Trump, sobre todo perseguir a los migrantes en tránsito y mexicanos, con acciones violentas con varias decenas de muertes.
Claudia Sheinbaum se dice heredera del 68, pero considera inocente al ejército y los militares de las masacres de Tlatelolco y de San Cosme en 71, al mismo tiempo rinde homenaje al creador de los vuelos de la muerte.
Sheinbaum ha gobernado cercada por una muralla de acero al Palacio Nacional y no ha recibido a las madres buscadoras, a sus antiguos aliados de la CNTE, mucho menos a ambientalistas, feministas, familiares de niños víctimas de cáncer por falta de medicinas y atención hospitalaria, solapa la corrupción de familiares del presidente AMLO y casos de evidente complicidad de altos integrantes de su gobierno, del poder legislativo que tiene bajo su control, mediante un insólito fraude que aumentó sus legisladores 20 % más de lo obtenido en las urnas.
Se esmeró en consumar el llamado Plan C de AMLO para apoderarse del Poder Judicial.
En semanas recientes ha intensificado una campaña contra la libertad de expresión, mediante legislaciones, reglamentos y purgas contra quienes critiquen al gobierno federal o a sus gobernadores morenistas. Es muy importante y valiente la conducta de El Universal de su director Editorial David Aponte rechazando el “retiro” de un texto publicado en sus páginas por Héctor de Mauleon, esa es la manera precisa de defender la libertad de opinión. Hechos semejantes han ocurrido en Campeche, Sonora, además de la sistemática purga de escritores y voces en la prensa escrita, la TV y la radio.
En cierto sentido no es sorprendente que una presidenta con raíces en la izquierda castrista proceda de esa manera.
Para la izquierda castrista la división de poderes es una farsa, que solamente sirve para encubrir las acciones contra el pueblo.
El poder judicial es un nido de protectores de delincuentes de cuello blanco, dedicados a dictar sentencias contra medidas de justicia a favor del pueblo.
La presidenta Sheinbaum tiene ahora todo el control de las incipientes instituciones republicanas democráticas, conquistadas por muchos movimientos y a lo largo de la historia nacional, por eso proclama orgullosa que ello obedece al “mandato del pueblo “otorgado en junio de 2024.
Esa izquierda mestiza castro-revolución mexicana ha llevado a Cuba a una economía de guerra, un Estado policiaco, pero incluso ahí no han podido impedir rebeliones como las del 11 de julio del 2021.
No tiene ningún sentido regatear el calificativo de izquierda a Claudia Sheinbaum. Se requiere construir una ruta democrática. (El Universal)