En Villa Victoria es una enseñanza de vida conocer sobre estas especies del reino fungi, donde hay 62 variedades, incluso inculcan a los niños a recolectarlos; algunos los usan para comer y otros los venden
María y sus hijos gemelos recolectan los hongos para venderlos al pie de la carretera El Oro-Villa Victoria.
Villa Victoria, Méx.— Al pie de la carretera El Oro-Villa Victoria, en dirección a la región norte del Estado de México, familias de esta zona venden hasta 20 variedades de hongos que recogen durante la temporada de lluvias, entre julio y agosto.
Para las mujeres, conocer del reino fungi es una enseñanza de vida que inculcan a sus hijos, desde los cinco años, pues se enorgullecen de saber sobre las especies comestibles y las alucinógenas, ya que su recolección y venta es una forma de llevar dinero a casa.
Por 20 pesos, un automovilista puede comprar una variedad de hasta 10 hongos distintos: tecomates, clavos, duraznos, patilla de pájaro, orejas, catarinas, ocotzoleros y pollitas. Todos con colores y formas pocas veces vistas por los turistas, que acaso conocen los champiñones y las setas.
Para la recolección, las familias se envuelven en zarapes o rebozos y salen de casa a las cinco de la madrugada, sus herramientas de trabajo son las manos y algunas ramas resistentes para escarbar en la tierra y sacar desde la raíz este alimento.
Las mujeres a cargo de los puestos de venta no son confiadas, difícilmente platican de qué se trata su actividad. Aun así, revelaron que son originarias de La Presa, en Villa Victoria.
Una de ellas es María, quien aseguró que fueron sus hijos gemelos quienes comenzaron a recolectar estas especies, pero “ahora ya hay mucha gente vendiendo, hasta quienes venden de los hongos malos, los que enferman [alucinógenos]”, dijo.
Sus hijos gemelos, agregó, descubrieron la riqueza de los hongos, que a veces encuentran nuevos colores y tamaños o formas.
“Los vamos nombrando conforme los encontramos; por ejemplo, el duraznito tiene una cubierta de un tono similar al de la fruta y se ve casi con la misma textura”, describió María.
“Los hay muy grandes, algunos que se llegan a rellenar con carne o queso, otros que son muy pequeños, pero todos pueden prepararse con verduras, carne de todo tipo o bien, comerse en ensaladas”, mencionó.
Mientras limpia algunos amarillitos y duraznitos del exceso de tierra, comentó que guisar estas especies es una delicia, salen platillos típicos de la región que les permiten sustituir la carne y que son igual o “más sabrosos” que cualquier otra proteína animal.
“Los pone en la cacerola y los hongos agarran el sabor de la salsa, de los condimentos. A veces solo salimos a recolectar para comer ese día, otros que sí venimos a vender”, refirió.
Sin embargo, alertó a la gente, pues no siempre es seguro comprar hongos al pie de la carretera, a veces vende 50 o 60 pesos, pero eso sirve para la comida del día, pues los automovilistas regatean el precio.
“Piensan que es muy fácil encontrarlos, no es sencillo, nosotros dedicamos muchas horas a caminar el monte, no es tan sencillo, luego dedicamos horas a limpiarlos, quiero verlos caminar entre los bosques”, expresó.
Algunas de las especies que se consumen en esta región de oyameles y pinos podrían tener propiedades para prevenir, incluso “curar el cáncer”, además de beneficiar a pacientes con colesterol alto y diabetes, afirmó la directora del Centro de Investigación en Recursos Bióticos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Cristina Burrola Aguilar.
En la entidad hay cerca de 250 especies de hongos, que significan una cuarta parte de los que existen en el mundo, pero algunos están en peligro de extinción por el crecimiento de la mancha urbana y el cambio de tipo de suelo. Sólo en esta comunidad, entre los hongos de maguey y de maíz, suman 62 variedades comestibles de llano y monte.
La entidad mexiquense es una de las regiones de México donde más se consumen, es una base para el alimento de la población. Además de nutrientes como proteínas, carbohidratos, fibra y metabolitos, agentes inhibidores de bacterias y antivirales se encuentran presentes en diversas especies de hongos comestibles.
Entre las propiedades encontradas para uso medicinal está la posibilidad de que algunos componentes fortalezcan el sistema inmunológico, lo primero que abate un padecimiento como el cáncer y es por ello que llevan a cabo una investigación.
Así, para las familias de Villa Victoria, es una forma de vida y no sólo de recolección y venta.