EVERILDO GONZÁLEZ ÁLVAREZ
Vamos a conocer una batalla poco conocida. Porfirio Díaz se distinguió como un buen general y combatiente. Participó en la batalla del 5 de mayo y en otras más y siempre ayudó a la causa del México libre. Como presidente de la nación, en sus dos primeros períodos. Logró la paz e invitó a empresas y a industrias a establecerse creando fuentes de empleo para los mexicanos. Además, Porfirio Díaz inició la modernización de México—-Maximiliano había sido de la idea de modernizar al país que gobernaba, no tuvo éxito—–El palacio de Bellas Artes, el Ángel de la Independencia entre otros se deben a Porfirio Díaz. El problema con Díaz es que primero permitió que empresarios e industriales extranjeros no permitieran a los mexicanos estar en puestos de mando, y que se empezara el maltrato y mal pago, después es que Díaz consideraba que no había quien lo pudiera sustituir. No creía que hubiera alguien con la capacidad de ocupar el cargo de presidente. Bueno, me referí un poco a Porfirio Díaz a ese cuya historia es interesante y ahora sí vamos a conocer de esa batalla llamada de Jolatlaco.
Luego de la victoria sobre las fuerzas conservadoras en los llanos de Calpulalpan en diciembre de 1860, la ciudad de México, aunque fue ocupada por Juárez no significo el fin aparente de la guerra, ni el fin de las partidas conservadoras, solo una de esas guerrillas que al frente de Leonardo Márquez asolaban el centro del país le causo en un el mes de junio tres bajas imprescindibles a los liberales en el ámbito militar e ideológico al ultimar a Ocampo, Don Santos Degollado y a Leandro Valle. En respuesta el gobierno envió el 2 de julio de 1861 al “general de las victorias” Don Jesús González Ortega con una División fuerte en las tres armas, en dirección a Puebla con la misión de acabar de una vez por todas con las fuerzas del escurridizo “Tigre de Tacubaya”, entre los oficiales que acompañaban al jefe estaban el general Antonio Carvajal y el coronel Porfirio Díaz que serán vitales para la campaña que recién iniciaba.
Por alrededor de un mes las fuerzas gobiernistas persiguieron a las guerrillas de Márquez en las inmediaciones del rio Balsas, por Ixtlahuaca y San Felipe del Obraje en la rivera del rio Lerma, y después fatigados y enfermos descansaron en Toluca, es ahí donde le llega la noticia al general en jefe de las los infidentes generales se encontraban en las inmediaciones de Jalatlaco, de inmediato a las 9 de la noche del 12 de agosto destacamento a la brigada de Oaxaca al frente de Díaz y al mando de Carvajal con la caballería que tenía sobrado conocimiento del terreno por su pasado como gavillero, unidas las fuerzas avanzaron sobre una vereda que les permitió no ser vistos por las avanzadas enemigas, a las 12 de la madrugada se posicionaron en una elevación que les permitió observar la totalidad de la población y se le ordeno al coronel Díaz que avanzara sobre el caserío para que le hiciera fuego al enemigo y evitar su escape mientras el grueso de la División con el jefe se aproximaban. Díaz avanzo sobre el atrio de la Iglesia donde se llevaría a cabo la mayor parte del combate, en medio de la confusión causada por la lucha uno de los capitanes de la brigada de Oaxaca dio por muerto a Díaz y lo informo al general González Ortega que de inmediato frenó de golpe y concentro a sus columnas frente a la población ordenando el fuego nutrido sobre el citado atrio para fulminar a los enemigos, ahí noto la equivocación pues le llego un mensaje de Díaz en que le solicitara que cesara el ataque pues sus fuerzas se hallaban comprometidas. En el fragor del combate las fuerzas Díaz capturaron a unos oficiales, que al ser interrogados rebelaron que Márquez ordeno la salida de las columnas con rumbo a las montañas de Ocuilán, de inmediato las fuerzas de Zacatecas, las caballerías de Carvajal cortaron la columna, obligando a volver a la infantería con sus trenes y bagajes de campaña y así reducida la fuerza enemiga pudieron ser vencidas, aunque el Tigre de nuevo había escapado, terminando el combate a las 3 de la mañana.
Díaz reporto 700 prisioneros, cifra que González Ortega reduciría a 300, estos prisioneros tuvieron que ser salvados de la pistola del general Carvajal que quería ejecutarlos en el momento. González Ortega al rendir su parte de batalla al ministro de Guerra y Marina General Ignacio Zaragoza resalto el valor de Carvajal pieza clave para la victoria por el conocimiento del terreno y destaco la acción del coronel Díaz para el que solicito el ascenso inmediato al siguiente escalafón, Zaragoza atendiendo la petición de su viejo amigo le concedió a Díaz el grado inmediato de general de brigada por sus méritos en campaña.
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