Hoy es más necesario que nunca que se afirme una comunicación no hostil. Una comunicación abierta al diálogo con el otro, que favorezca un «desarme integral», que trabaje para desmontar la «psicosis bélica» que se anida en nuestros corazones.
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano).- En el día de los santos arcángeles -29 de septiembre-, fecha tradicional en que se da a conocer el tema pontificio para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, la Santa Sede hizo pública la temática para el 2023: «Hablar con el corazón: Veritatem facientes in caritate (Ef 4,15)».
Este tema se conecta idealmente con el de 2022, «Escuchar con el oído del corazón», y se inserta en el camino que conducirá a toda la Iglesia a la celebración del Sínodo de octubre de 2023. Hablar con el corazón significa «dar razón de la esperanza que hay en nosotros» (cfr. 1Pe 3,14-17) y hacerlo con afabilidad, utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro. En un tiempo caracterizado –también en la vida eclesial– por polarizaciones y debates exasperados que exacerban los ánimos, estamos invitados a ir contra corriente.
No hemos de tener miedo de afirmar la verdad, a veces incómoda, que tiene su fundamento en el Evangelio; pero, al mismo tiempo, no hemos de separar este anuncio de un estilo de misericordia, de sincera participación en las alegrías y los sufrimientos de las personas de nuestro tiempo, como nos enseña de modo sublime la página evangélica que narra el diálogo entre el misterioso Viandante y los discípulos de Emaús.
Hoy día, en el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es más necesario que nunca que se afirme una comunicación no hostil. Una comunicación abierta al diálogo con el otro, que favorezca un «desarme integral», que trabaje para desmontar la «psicosis bélica» que se anida en nuestros corazones, como proféticamente exhortaba San Juan XXIII, hace 60 años, en la Pacem in Terris. Es un esfuerzo que se nos pide a todos, pero en especial a los operadores de la comunicación, llamados a ejercer su profesión como una misión para construir un futuro más justo, más fraterno, más humano.