Crucigramas, sopas de letras, sudokus, diferencias, palabras encadenadas, etc. Todos hemos disfrutado en alguna ocasión de los beneficios de los pasatiempos. Son como divertidos y sabrosos dulces para nuestro cerebro.
Papel y lápiz. Números y letras. Dibujos. Mensajes encriptados. Nuestro cerebro se encandila y se flexibiliza gracias a sus potentes aliados: los pasatiempos. Estos ejercicios, diseñados para “pasar el rato”, miman nuestro cerebro y activan nuestro bienestar.
Porque la salud cerebral es en gran medida cuestión de esfuerzo, de labor diaria y de entrenamiento. Por eso, mantenernos activos mentalmente es una costumbre que desde siempre se conoce como altamente beneficiosa y que llevamos trabajando y promoviendo durante años.
“El ajedrez puede ser el más profundo y menos agotable
de los pasatiempos, pero solo eso.
Un genio del ajedrez es alguien
de gran concentración mental,
poco comprendido en una empresa humana trivial”
-George Steiner-
Los pasatiempos alimentan nuestro cerebro
Afirma el neuropsicólogo José Antonio Portellano que “El cerebro es una carretera paradójica. Cuantos más coches pasan por una carretera, más se desgasta el asfalto; sin embargo, con el cerebro ocurre lo contrario, y es que cuanto más se usa, más se activa”.
Pero, ¿qué genera esta práctica en nuestro cerebro exactamente? La respuesta es realmente sorprendente, veámoslo a continuación con más detenimiento:
- La mielina es el material lipopotreico que protege nuestro sistema nervioso y favorece una transmisión rápida y eficiente de los impulsos eléctricos de nuestras neuronas.
- El neuropsicólogo Portellano afirma que “cuanto más activo está el cerebro, más mielina se produce, de forma que se evita que se minimice el deterioro. Se podría equiparar al cerebro con un músculo, pues cuanto más se usa, más se fortalece”.
- En este punto se establece una metáfora muy ilustrativa: si no vamos al supermercado habitualmente no podemos llenar la despensa. Por eso de igual modo, si no alimentamos nuestro cerebro, este se queda sin sustento y se debilita cada vez más.
- Así que ejercitarlo nos ayuda a asegurar una despensa o reserva cognitiva que nos protege del deterioro, favoreciendo una mejor capacidad de razonamiento y memoria de trabajo.
Es decir, haciendo pasatiempos asfaltamos nuestras carreteras, logrando convertir estas en autopistas de doble o triple carril. Asimismo, este especialista asegura que “a la hora de hacer sudokus o crucigramas, uno tiene que ponerse retos de cierta dificultad. Tiene que haber una sistemática y un cierto ritmo. La actividad mental es mejor cuando se le dedica tiempo y esfuerzo”.
Salud cerebral: el beneficio de los pasatiempos
Mantener una salud cerebral sana requiere de persistencia y trabajo constante. Así, si bien los pasatiempos son el entretenimiento por excelencia que todos los periódicos y revistas incluyen siempre, también tienen una función que va más allá de lo lúdico.
“Solo necesitas 3 pasatiempos:
uno que te ponga en forma,
uno que te mantenga creativo
y otro que te haga rico”
-Anónimo-
Es decir, es cierto que el bienestar que nos produce llenar nuestros ratos libres con crucigramas y otros ejercicios, ya que se liberan endorfinas y se activan los centros del placer de nuestra corteza cerebral. Sin embargo, como venimos comentando, tiene otros grandes beneficios que se unen al del divertimento:
- Prevenir el deterioro cognitivo gracias a que “nos obligamos” a razonar, usar nuestra memoria, prestar atención y manejar la lógica.
- Mantener activo nuestro cerebro. Tal y como declara Portellano, realizar pasatiempos nos ayuda a sentir y a pensar usando la lógica de manera activa, no como ver la televisión que fomenta la pasividad.
Realizar autodefinidos y otros pasatiempos es una actividad gratificante y beneficiosa a lo largo de toda nuestra vida. Sin embargo sí que es cierto que llegados a una edad resulta especialmente interesante no abandonar la costumbre de realizar este tipo de “gimnasia mental”.
A pesar de que las nuevas tecnologías son grandes competidoras de nuestros amados pasatiempos en papel, a día de hoy aún no han conseguido comerles demasiado terreno, pues la sencillez e inmediatez de realizar un crucigrama sobre la hoja del periódico diario sigue resultando una sensación maravillosa e irremplazable.