De 2019 a 2022, Sedena reporta 36 elementos fallecidos y 262 heridos en acciones de combate al crimen organizado; en lo que va de 2023, 13 efectivos han perdido la vida
De 2019 a 2022, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha reportado 988 agresiones, 262 elementos heridos y 36 militares muertos en acciones de combate al crimen organizado.
Con 13 elementos de las fuerzas federales abatidos en los primeros días de enero, 2023 supera ya al año anterior, en el que se documentaron seis elementos castrenses fallecidos. El año 2021 registró 13, mientras 2020, seis, y 2019, 11 asesinatos.
En cuanto al reporte de agresiones en contra de las fuerzas militares, la Secretaría de la Defensa Nacional registra que en 2019 ocurrieron 242 ataques; en 2020, fueron 260; 236, en 2021 y en 2022, 250.
Apenas el pasado jueves 5 de enero, derivado de la detención de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán Loera en la sindicatura de Jesús María, en Culiacán, Sinaloa, fueron abatidos 10 militares; además, hubo 35 lesionados.
El día 8 de este mismo mes, dos efectivos de la Guardia Nacional (GN) y uno de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fueron ultimados; cuatro elementos de la GN y un militar resultaron heridos, luego de que un grupo armado los emboscó en el municipio de Charcas, límite con Santo Domingo, en San Luis Potosí.
El año pasado se registraron seis elementos castrenses fallecidos y 47 heridos, mientras en los primeros días de enero de 2023, han perdido la vida 13 uniformados y 40 han sido lesionados.
Cifras de los primeros cuatro años de la administración actual (de 2019 a 2022), indican que 36 elementos de las fuerzas federales han fallecido y 262 han sido heridos. En el mismo periodo de la gestión del expresidente Enrique Peña Nieto (de 2013 a 2016), se documentaron 73 efectivos muertos y 358 lesionados.
Raúl Benítez Manaut, experto en temas de seguridad y Fuerzas Armadas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso a EL UNIVERSAL que estos hechos representan que el discurso de “abrazos, no balazos” ya murió.
“Ahora observamos que la guerra contra el narcotráfico sigue… Lo de abrazos era sólo un verbo presidencial, ninguno de los secretarios seguía el discurso y recientemente el Mandatario no lo ha comentado”.
Benítez Manaut señaló que el operativo para capturar a Ovidio Guzmán fue el enfrentamiento más grande entre el gobierno federal y el crimen organizado en toda su historia. Se calcula que murieron alrededor de 30 miembros del Cártel de Sinaloa y fueron confiscados más de 30 vehículos blindados hechizos.
Detalló que el combate en el caso del hijo de El Chapo fue inusual. “De Ovidio estaba pendiente su captura porque Estados Unidos estuvo insistiendo… El gobierno dice que no, pero evidentemente tuvo que ver con la visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden”.
Erubiel Tirado, coordinador del Programa de Seguridad Nacional y Democracia en México de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, señaló que se debe estar a la expectativa de un cambio en las acciones de seguridad, al involucrar aún más a las Fuerzas Armadas y esperar mayor cantidad de bajas de los elementos de seguridad militar ya sean de la Marina, el Ejército o la Guardia Nacional.
Expresó que el planteamiento de la hipótesis es si en realidad va a existir un cambio en esta orientación de la política.
El especialista remarcó que se podría esperar que así ocurra porque en la medida de que hay una respuesta y acciones del Estado de “pegarle al avispero”, como se ha caracterizado esta situación, hay mayor violencia en contra de los uniformados.
“Pero en medio están las bajas colaterales, que estamos hablando de la población civil… En el caso de Ovidio fue una operación que se realizó a sangre y fuego, hubo planeación.
“Pero la calidad está entredicha, en la medida que hay bajas, además de que dejó sicosis a los habitantes y el uso excesivo de la fuerza [con] ametrallamientos desde aeronaves”, refirió.
El especialista sostuvo que la política de seguridad está sintetizada en “abrazos y no balazos”, pero esta ocasión fue más de “sangre y fuego”.
“En la medida que veamos… más acciones en contra de las células delictivas, por ejemplo, la detención de Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), o la desarticulación de otras fracciones del Cártel de Sinaloa, estaríamos viendo un cambio de visión política en materia de seguridad de este gobierno”, enfatizó. (El Universal)