Décimas

Benjamín González Oregel

1.– ¿Fue casualidad? No sé. Lo cierto es que el martes 5 de los corrientes, los destinos de México y Estados Unidos se vieron envueltos en sendos pasajes electorales. Aquí, se jugó una carta especialmente importante, con ánimo de frenar a esa locomotora que tira de la 4t. Allá, se despejó la duda sobre quién habrá de conducir al país durante los 4 años por venir. En ambos casos, hubo sorpresas.

Fecha muy amarga, mala:
Aquí, fue para La Corte,
En el vecino del norte,
Para la Harris, Kamala.
Al fin, Morena acorrala,
A México, a piedra y lodo;
Le han regalado todo,
Hará lo que se le antoje.
Así, el prianismo se enoje,
Es furia sin acomodo.

2.—El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, aunque muchos creían que se podría dar, para no pocos de los votantes de esa nación era cosa muy difícil. Demócratas asombrados y millones de sus simpatizantes –la candidata Kamala Harris recibió más de 66 millones de votos– se quedaron casi sin palabras al tratar de entender y explicar cómo un ex presidente que intentó un golpe de Estado, fue convicto de delitos de fraude y de abuso sexual, que está acusado de decenas de cargos criminales, que habla de manera racista y misógina, y que hasta advirtió que podría ser «un dictador por un día», logró ganar la mayoría de los votos de este país. Para las cúpulas políticas de ambos partidos nacionales, esto es el surgimiento de un fascismo que amenaza al sistema democrático no sólo ahora, sino para los próximos años.

Personaje autoritario,   
Político caprichoso, 
A más de muy ambicioso,
Un pésimo funcionario.
Donald, tiene por ideario,
Satanizar a migrantes.
Sus ataques son constantes,
Ni en broma los tolera.
Todo ilegal, ¡Va pa´fuera!
Sean empleados, o estudiantes.

3.–  No terminaban las discusiones y disgustos tras la división que surgió entre los miembros de la Suprema Corte, con el fin de frenar la ambición de los líderes morenistas, cuando en El Senado, los cuatroteístas se dieron tiempo de cumplir con las órdenes que, “de más arriba”, les fueron impuestas para no dejar fuera de la jugada a la señora Rosario Piedra Ibarra –que busca la reelección para continuar al frente de CNDH–, a pesar de ser la que menos aptitudes y virtudes había mostrado para ser merecedora para conducir esa institución.

Unas horas les bastaron,
A políticos serviles,
Que vía, argumentos viles,
Las listas acomodaron.
Los méritos, no contaron.
La partidista constancia,
Se premió con arrogancia,
Ante el asombro de todos.
Del priiato, viejos lodos;
Y sin visos de alternancia.

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